28/05/2017
Salimos a la hora prevista del puerto de Garraf , nuestro experimentado capitán, David, dejó la bocana del puerto poco después de las nueve. Nuestro equipo de Cetàcea, Ricard y Eva contaban con la compañía de Pepa, Emili, Emma, Jordi, Sergi, Susanna y Andrea, estudiante en prácticas tutorada por Cetàcea que esta realizando el Trabajo Final de Grado.
Después de unas recomendaciones de seguridad y unas explicaciones muy interesantes sobre el relieve submarino del Mediterráneo para entender su evolución a lo largo de la historia, el equipo de Cetácea, Eva y Ricard, explicaron a la tripulación el tesoro de diversidad que tenemos en nuestro mar, las especies que podemos encontrar en el Mediterráneo y las que se avistan con más frecuencia.
El día era claro con un poco de viento y mar de fondo del día pasado. Al poco tiempo de salir de puerto, pudimos disfrutar de la vista de los charranes, las pardelas Balear y cenicienta que surcaban las olas como si las acariciasen. Además de gaviotas argénteas, un grupo de atunes frenéticos, incluso algún págalo parásito y algunas gaviotas de audouin.
Cuando llevábamos una hora y media navegando hacia los cañones de Morras-Berenguera , nos envolvió una intensa niebla inesperada que dificultaba enormemente la visualización. A pesar de ello, a unos 20 metros de distancia, un poco pasadas las 10,30 de la mañana, apareció un grupo formado por tres delfines mulares, muy característicos, uno de ellos portaba la aleta caída hacia la izquierda, un hecho realmente peculiar, poco común, otro tenía una mancha blanca en la aleta dorsal. Estas características resultan idóneas para su posterior Foto-Identificación, ya que son, características perdurables y singulares. Cuando aparecieron relativamente cerca del barco, nuestro patrón, hizo las maniobras oportunas siguiendo estrictamente la normativa para la navegación responsable con cetáceos , de esta forma pudimos realizar algunas fotos de sus aleta dorsales sin perturbarles su comportamiento.
Debido a que su aparición fue bastante fugaz y la visibilidad era prácticamente nula, no tuvimos mucho tiempo para poder realizar muchas fotos de sus aletas dorsales.
Cambiamos de rumbo con el fin de salir del banco de niebla pero, no fue posible, así que, decidimos volver a puerto sobre la 13:00.
El equipo de Cetàcea congregó de nuevo a la tripulación a las tres por si las condiciones mejoraban para volver a intentarlo. A esa hora, las condiciones habían cambiado de forma sustancial, ya no se apreciaba niebla y el mar, estaba mucho más calmado. No tardamos en soltar amarras y hacernos de nuevo a la mar. Esta vez, a los cañones de Els Clots. Después de una hora y media, varios miembros de la tripulación, pudieron ver muy lejanos un grupo de unos cinco delfines mulares divididos en dos subgrupos. El avistamiento, volvió a ser muy fugaz, no pudimos establecer más contacto visual y los perdimos en la lejanía.
A la vuelta tuvimos la suerte de ver una tortuga boba ( Caretta caretta), catalogada en peligro según la UICN (Unión Internacional para de la Conservación de la Naturaleza). Se trataba de un ejemplar juvenil, todavía se apreciaban las espinas de su caparazón. flotando en el agua. A veces ha pasado, que la gente las coge pensando que tienen algún problema y, nada más lejos de la realidad, hay que dejarlas tranquilas, lo que están haciendo es descansando o activándose con el calor. Recordemos que son animales poiquilotermos, es decir, no pueden regular si temperatura, por tanto necesitan esos momentos de descanso para calentarse. Los navegantes tendrían que tener cuidado de no pasar por encima, ya que en algunos casos sufren las consecuencias con las hélices, a parte de la contaminación y su captura incidental que también afectan a sus poblaciones.
La tortuga que encontramos, estaba al lado de un grupo de curiosos organismos de la clase de los hidrozoos, medusas, conocidos como velella o vela de mar. Recordemos que las medusas forman parte de la dieta de estos animales.
Cuando una embarcación se encuentra con una tortuga marina, se recomienda que lo comuniquen a la red de rescate de fauna marina rellenando una ficha de avistamiento que ellos mismos proporcionan, ya que así se contribuye a un conocimiento mayor de estas especies. Es muy importante recordar que cuando tengamos la suerte de encontrarnos con estos animales no se les moleste y se siga la normativa establecida.
Durante las dos salidas pudimos apreciar a casi una decena de peces luna que parecía que nos estuviesen marcando la trayectoria del barco.
Aproximadamente a las siete de la tarde, llegamos a puerto. Nuestra aventura había finalizado, a pesar de los contratiempos pudimos volver a ilusionarnos con los seres que salieron a nuestro paso durante las salidas. Esta salido, nos invitó una vez más, a hacer una reflexión sobre el legado que queremos dejar a las futuras generaciones. La solución está en nuestras manos, de nosotros depende conservar esta riqueza de vida, esta biodiversidad. No puede haber mejor inversión ¡Hagámoslo posible!
Gracias a todos los que nos acompañasteis y por supuesto a nuestro capitán.