11/05/2014
Después de una noche con pequeñas lluvias, nos despertamos en el catamarán. Ha sido una noche muy tranquila a bordo de la embarcación. El inexistente viento, sólo se ha visto roto por las gotas de lluvia que picaban contra la cubierta. Cuando salimos a cubierta, el día se nos presenta un poco nuboso.
Anna, Xavi, Jofre, Cèlia, Ruth, Noa y Blai, nos despertamos y vamos a desayunar. Volvemos a la embarcación donde ya nos esperan Oriol, Montse, Oscar, Vanesa y Claudia.
Hoy será una salida muy especial, pues Claudia es hija de Oscar y Vanesa, Noa lo es de Ruth y Blai y Jofre y Cèlia lo son e Xavi y Anna. Para ellos será la primera vez que subirán a un catamarán para ver si tenemos suerte de avistar algún cetáceo.
Explicamos, sobretodo a los niños, las medidas de seguridad que hace falta seguir, y a las 9:30 salimos de puerto en dirección sur, en busca del primer transecto. Éste es el plan inicial, hace falta ver como se adaptan los pequeños a la navegación y si podemos adentrarnos mar adentro. Dependerá de ellos.
El mar está totalmente en calma. No hay olas. Los niños están contentos y nos sorprende como aceptan la navegación, y a unas 3 millas de la costa, Blai ve la aleta de un delfín. Los niños se exaltan y los adultos mantenemos la calma. Está justo al lado de la piscifactoría.
Nos acercamos y vemos que se trata de un delfín mular (Tursiops truncatus). Solitario y, por lo que parece, buscando alimento. Su natación es lenta, con inmersiones largas. Cuando sale a respirar, lo hace siempre por la misma zona, y parece que nuestra presencia no le estorba mucho.
Después de un rato con él, decidimos seguir navegando para ver si encontramos otros cetáceos. Nos adentramos y nos dirigimos a las 15 millas que marca el transecto. Durante la navegación, ninguna aleta. Los únicos animales que vemos son pardelas, tanto las mediterráneas como las cenicientas y alcatraces que buscan alimento desde el cielo.
Seguimos navegando y no encontramos cetáceos. aún y así, el mar plano nos permite ver muchos peces luna (Mola mola), y para los niños es una gran distracción a falta de delfines y ballenas. Las fotos a estos peces rompen la intranquilidad de ver especies marinas.
Todos los ojos, tanto de adultos como de pequeños, están buscando en el mar. Pero nada, hoy los delfines y los rorcuales no se dejan ver.
Ya de vuelta, nos encontramos con una aleta muy pequeña, a la que sigue otra justo detrás, a medio metro de la primera. En un primer momento, pensamos que se trata de dos peces luna juntos, pero rápidamente lo descartamos por el movimiento que realiza el animal con las aletas, nos damos cuenta que se trata de un pequeño tiburón. Nos apresamos a tomar fotografías, pero en el momento de hacerlas, se sumerge y no lo podemos captar con nuestras cámaras.
Con los ánimos un poco decaídos volvemos a puerto. Los niños han visto un delfín, peces luna y un pequeño tiburón, pero el sabor de boca después de la salida es un poco agridulce, ya que la ilusión que transmiten los pequeños hace desear ver un gran grupo de delfines y algún rorcual. Seguro que en la próxima salida tendremos más suerte.