13/04/2019
Un día más, zarpamos del puerto de Garraf con el Alcyon. El patrón, Fernando, esperándonos ya en el barco. La tripulación externa, esta vez formada por Sergi, María, Xavier, Mireia, Griselda y Francesc, llega puntual a la cita con el mar y sus habitantes. Como tripulación de Cetàcea, esta vez acuden Silvia y Abel como fotógrafos, y Montse y Laura encargadas del protocolo y observación.



El estado del mar es ideal para avistar cetáceos, y el cielo está muy despejado de nubes, hecho que nos ayuda en la localización de algún soplido de ballena que pueda delatar su presencia, así que nos ponemos rumbo a las zonas donde con más probabilidad encontraremos a nuestros amigos. Vamos viendo aves marinas de las especies de alcatraz, pardela balear, frailecillo, gaviota, págalo grande. Vamos viendo aletas de peces luna…hasta que sobre el mediodía vemos unos saltos que en seguida reconocemos como delfines mulares, viniendo hacia el barco. Reducimos velocidad, y en seguida un numeroso grupo de mulares nos reciben en su hogar.

Hay adultos y juveniles, que van y vienen desde estribor, babor y proa, y la tripulación queda ensimismada con el comportamiento tan sociable que muestran. A nuestro lado, salen de la superficie y vuelven a entrar, siempre sin perdernos de vista, observándonos en todo momento. Estamos el tiempo suficiente para que los fotógrafos puedan tomar imágenes de estos bellísimos animales, sobre todo de sus aletas dorsales, para el proyecto de fotoidentificación.


Cuando el equipo decide que ya tiene las suficientes, y con algo de pena, les dejamos en su casa para seguir el rumbo e intentar divisar otros cetáceos. Finalmente no conseguimos encontrar ningún rorcual ni delfín, aunque seguimos disfrutando de las aves marinas y de saltos de algunos peces. La nota negativa es, de nuevo, la cantidad de basura que nos encontramos en la superficie del mar: tanto plásticos (globos, bolsas, botellas, compresas…) como restos orgánicos. Y pensemos que aproximadamente el 80 por ciento de la basura está bajo la superficie y que es causa de la muerte de miles de mamíferos marinos y de millones de animales marinos anualmente. La gran mayoría de basura que nos encontramos en el mar viene de tierra, no de los barcos que transitan.

Tras peinar la zona sin éxito, decidimos volver a puerto ya que aún quedan unas horas hasta llegar a tierra. Seguimos nuestra vuelta en silencio, pensando cada uno en nuestras cosas y disfrutando del marco incomparable del mar Mediterráneo como paisaje. El color, el olor y el sonido del mar ejerce un efecto terapéutico sobre nosotros, y llegamos a puerto con una sensación relajante en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Y nos despedimos de la maravillosa tripulación externa con besos y abrazos, y con ganas de volver a embarcarnos en una nueva aventura lo más pronto posible.