20/06/2020
Un sábado más de buena mañana nos preparamos para empezar una salida del Proyecto Foto-Identificación: Ballenas y delfines en el litoral catalán. Se trata de una salida especial, ya que por primera vez después del confinamiento, nos puede acompañar tripulación externa a la asociación, que hacen posible este proyecto. En esta ocasión, han venido Brenda, André, Eva, Isabel, Sergi y Quim. Por parte de Cetàcea, Abel, como fotógrafo y Oriol, como observador completan el grupo. Hoy realizamos la salida a bordo del Esmeralda con Jorge como patrón.

Una vez repasadas las medidas de seguridad necesarias como consecuencia de la Covid-19, dejamos el puerto de Garraf, mientras Abel explica el proyecto que estamos realizando y las especies que se pueden avistar. El día pinta bien, y nada más salir por la bocana nos espera un Mediterráneo completamente plano. Ponemos rumbo al horizonte, expectantes por las sorpresas que nos esperan.

Las primeras millas transcurren lentamente, con toda la tripulación atenta a cualquier movimiento en la superficie. Como es habitual, vemos algunos pájaros como charranes, gaviotas, paíños y algunas pardelas que nos ofrecen un espectáculo de vuelos rasos y elegantes. Vemos también muchas cañas flotando, probablemente como resultado de las lluvias abundante de la primavera que justo ahora dejamos atrás, y por desgracia también basura humana.

Cuando llevamos unas dos horas de navegación, Abel avista un objeto no identificado flotando a unos 500 metros frente la embarcación. Al acercarnos, vemos que se trata de una tortuga boba (Caretta caretta). Lo que no sabemos entonces, es que el Mediterráneo ha decidido celebrar el recientemente acontecido día de la tortuga, ofreciéndonos hasta 5 avistamientos de esta especie, que se suceden a lo largo de las dos hora siguientes, alternados con avistamientos de un pez espada (Xiphias gladius) y un pez luna (Mola mola) acrobáticos e incluso lo que parece ser una manta (Mobula mobular).


Al llegar a las 12 millas, ponemos rumbo al cañón submarinos de Foix, donde encontramos un nuevo compañero de viaje, que nos acompañará durante lo que queda de salida: el Lebeche. Este viento de componente suroeste va aumentando de forma constante y antes de que seamos conscientes, ya ha llenado la superficie del mar de borreguitos, que dificultan la detección de cetáceos. El retorno a puerto transcurre de forma tranquila, sólo interrumpido por el avistamiento de una tortuga despistada.

Llegamos a puerto sin haber avistado ningún cetáceo, pero con datos valiosos para nuestros proyectos de investigación y con la sensación agradable de haber podido comprobar que aún se pueden avistar grandes vertebrados marinos en las costas del Garraf.