28/04/2019
Nueva salida del proyecto de foto-identificación, Domingo por la mañana nos encontramos con toda la tripulación que nos acompañará a navegar, una tripulación un poco especial, ya que se trata de una salida conjunta con los compañeros de ADENC. A las ocho de la mañana todo el mundo está preparado para subir y nos embarcamos Xavi, Berta, Esther, Ramon, Paula, Arnau, Marta y Rosa. Del equipo de la Associació Cetàcea vamos esta vez, Laura como encargada de tomar datos y protocolo, Anna como patrona del velero y Ricard como fotógrafo de la salida.

La ruta que teníamos que seguir nos llevaba inicialmente paralelos a la costa de Vilanova y la Geltrú, una buena zona para observar delfín mular (Tursiops truncatus) i rorcual común (Balaenoptera physalus) que en estas fechas, está en proceso de migración hacia el mar de Liguria. Durante las primeras horas xarranes patinegros (Thalasseus sandvicensis) nos acompañan, incluso una abubilla (Upupa epops) cruza por delante del barco cruzado el mar, en su ruta migratoria hacia tierra. Las pardelas Baleares frotan el mar con sus largas alas, cuando de golpe se escucha una voz de alerta que avisa de aleta a babor.

Un grupo bastante grande de delfines mulares (Tursiops truncatus) aparece i nos acompaña un rato en la travesía. Rápidamente un pequeño grupo de estos animales se ponen en proa y nos permiten observar el gran tamaño que tiene esta especie, que tristemente los humanos nos empeñamos en tener encerrados en piscinas diminutas.

Conseguimos hacer un buen número de fotografías de sus aletas dorsales, para poder determinar si estos individuos ya los habíamos visto años atrás o son individuos nuevos para nuestro catálogo. También se pudo observar un par de individuos juveniles nadando cerca de los adultos. Cuando tenemos todas las fotografías necesarias, seguimos nuestro rumbo para no molestar a estos preciosos animales.

A medida que nos adentramos en el mar, el viento empieza a hacer acto de presencia y hace muy difícil observar cetáceos, así que decidimos poner rumbo a puerto aprovechando el viento para navegar a vela lo que nos quedaba de día. Llegamos con unas caras de felicidad enormes, todo gracias a este regalo que nos hace el mediterráneo.
